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Cameron Highlands, refugio del calor en Malasia

Nos hemos desviado un poco de la costa y del calor húmedo para conocer las frescas Tierras Altas de Malasia con sus plantaciones de té y bosques musgosos: las Cameron Highlands.

Hemos llegado en autobús desde Penang, recorriendo los primeros kilómetros sobre el mar a través de un larguísimo puente. Tras cinco horas aproximadamente de trayecto hemos ascendido hasta 1800 metros sobre el mar para alojarnos en el pueblo de Tanah Rata, principal municipio de las Camerons, al noroeste del estado de Pahang.

Es uno de los pocos lugares con clima tropical de montaña de Malasia. La temperatura media anual es de 18ºC con máximas que no superan los 25ºC y mínimas que no bajan de los 10ºC. A veces más a veces menos, llueve durante todo el año. Esto hace que resulte un destino muy interesante para el viajero que ha sudado a mares en la costa  y ha pasado noches en vela por el calor.

Unos 38.000 habitantes residen a lo largo de los 712 kilómetros cuadrados que ocupan la Highlands. Como es habitual en Malasia, su población la componen gente de todos las procedencias: bumiputras malayos, chinos, hindús, provenientes de otros países del sudeste asiático…

Irremediablemente y como su nombre indica, los orígenes de estas tierras tal y como las conocemos ahora también se remontan a la época de las colonizaciones. Fue un topógrafo británico, Sir William Cameron, el que en una de sus expediciones encontró estas colinas entre montañas, era el año 1885. Suscitaron interés entre sus compatriotas y en 1925 se creó una estación experimental de agricultura para confirmar que era lugar idóneo para el cultivo de cinchona, té, café, frutas y vegetales. Comenzó entonces el gran desarrollo agrario y de infraestructuras que únicamente fue interrumpido por la Ocupación Japonesa durante la Segunda Guerra Mundial (1942-1945) y durante la Emergencia Malaya (1948-1960). Hoy en día las Camerons constituyen la estación de montaña más grande y popular de toda Malasia y el punto más alto accesible en coche de la Malasia Peninsular.

Las Cameron Highlands son tierras de té. Uno de los atractivos turísticos principales es visitar las plantaciones. Nosotros fuimos a las del té Boh que es el más consumido en Malasia. También se puede visitar de forma gratuita la fábrica y exposiciones y si se quiere, comprar o degustar té allí mismo.

El otro indispensable es el Bosque Musgoso del monte Brinchang. Se necesitan unas condiciones muy especiales de altura (entre 1800 y 2200 metros) y clima para que entre las nubes, se desarrolle un bosque musgoso de estas características. Árboles bajos cubiertos por musgo, árboles de jengibre, bálsamo de tigre o plataneros, citronela u orquídeas salvajes conforman un ecosistema particular en las Cameron Highlands. Accesible en 4×4 lo habitual es contratar el transporte y guía en una agencia. Nosotros lo hicimos con Eco Cameron (están en Tanah Rata) y fue todo genial.

Además de esto, las Cameron y su clima son ideales para el cultivo de diferentes plantas con lo que es posible visitar los viveros de fresas, de lavanda, rosas, verduras… Nosotros fuimos al criadero de mariposas.

Para los viajeros amantes de la montaña y que dispongan de varios días, hay varias rutas de senderismo por la jungla que parecen muy interesantes.

No podemos acabar sin mencionar las especialidades culinarias locales. No teníamos muchas pretensiones de comer especialmente bien en este lugar pero hemos descubierto nuevos platos y sabores deliciosos. Hemos comido sobre hoja de bananero y disfrutado con el Steamboat. Este plato originario de Mongolia consiste en una cazuela con varias sopas diferentes donde uno mismo se cocina al fuego en la misma mesa los ingredientes; carne, pescado, setas, verduras, tofu, marisco, huevo y por último los gustosos fideos. Acabamos saciadísimos, contentos y como siempre por muy poco dinero.

George Town, la ciudad de las culturas

Imaginaos una ciudad colonial inglesa, China, India, Malasia, una isla tropical y street art en las paredes, todo mezclado en el mismo lugar. El resultado es George Town, una ciudad que teníamos ganas de conocer y que no ha dejado de sorprendernos. Hemos visitado anteriormente otros lugares con mix de culturas, de hecho nos encantan, pero en George Town el ambiente que se respira es único.

Se encuentra al noroeste de la isla de Penang, en el estrecho de Malaca. Nosotros desde Langkawi tomamos rumbo al sur en ferry y llegamos en tres horas.

George Town, Penang, Malasia

Lo que hace tan especial a George Town es resultado directo de su evolución histórica. Su cultura, forjada durante décadas de colonialismo, comercio y turismo, es una de las más tolerantes, cosmopolitas y fascinantes de Malasia. A nivel gastronómico, es considerada nada menos que la capital culinaria del país. Nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008, sus impresionantes edificios están estilosamente reformados y reconvertidos en tiendas, cafeterías, restaurantes y pequeños hoteles, todos con un cuidado estilo vintage. Además, en los últimos años, el street art ha adornado sus paredes. Fuera del casco histórico, se elevan imponentes rascacielos y enormes centros comerciales.

Poco se sabe de los orígenes de Penang aparte de que estaba habitada por unos 1000 pescadores malayos. Fue a partir de 1786, cuando el capitán Francis Light tomó posesión de la isla en nombre de la Compañia Británica de las Indias Orientales, que ocurrieron todos los cambios. Para ellos era un lugar estratégico para controlar las rutas comerciales entre la China continental y el subcontinente indio además de como base para reparar los barcos británicos. Tras difíciles negociaciones con el sultán de Kedah, los británicos tomaron la isla a cambio de asegurarle protección contra los siameses (cosa que no se cumplió pero eso ya es otra historia). Los emigrantes tenían derecho a disponer de la tierra que fueran ocupando y junto con el puerto libre de tasas, se garantizó que fueran llegando colonos de todas las partes de Asia, sobre todo de China e India. No fue tarea fácil debido a la escasez de agua y las epidemias de malaria, pero poco a poco Penang (entonces conocida como Isla  del Príncipe de Gales) fue prosperando. Continuaron unos años peligrosos en los que sociedades secretas chinas manejaron el comercio del opio en la zona. Los clanes chinos siempre han ejercido un poder importante en la isla. Siete meses antes de la independencia de Malasia en 1957, se le dio a George Town la categoría de ciudad. Continuó durante los años 60 un importante desarrollo económico gracias a la condición de «libre de tasas» pero en los años 80 este privilegio pasó a ser para Langkawi. Hoy en día, el turismo es básico en la economía de Penang por lo  que las autoridades y también los habitantes de la isla invierten gran esfuerzo en preservar el patrimonio tradicional de George Town.

Todas estas culturas se entremezclan y conviven hoy pacíficamente en las calles de George Town. En una misma vía se suceden templos chinos, hinduístas, mezquitas y alguna que otra iglesia. Mientras paseas por Little India puedes escuchar como el almuecín con la llamada a la oración interrumpe las alegres canciones de Bollywood. Los fieles musulmanes se dirigen puntualmente a la mezquita entre los cientos de puestos de comida china callejeros. Las mujeres hindús compran telas de colores y doradas joyas mientras los turistas fotografiamos el street art. Puedes desayunar típica comida malaya, comer pollo tandoori, cenar dim sum y noodles y entre horas picar algún dulce hindú, satai o beber frescos zumos de frutas tropicales. George Town es difícil de mostrar con imágenes, es una ciudad que se vive y que se recuerda por los momentos.

La cocina malaya es compleja y apasionante y George Town se considera capital gastronómica del país. Es por esto que resulta inevitable querer comer y probar a todas horas en esta ciudad. El estilo culinario de la cocina malaya es una mezcla de las tradiciones de sus habitantes malayos, chinos, hindús, indonesios e indígenas de Borneo con influencias de las cocinas tailandesa, portuguesa, alemana e inglesa. Son ingredientes básicos el chilli, el belacan, el coco, la salsa de soja, citronela, tofu, marisco, tamarindo… y por supuesto el arroz. Cabe destacar la cocina típica Nyonya o Peranakan. Los Peranakan son los descendientes de los comerciantes chinos que se asentaron en Penang hace más de 400 años y se casaron con las mujeres locales (nyonyas). Durante estos 400 años crearon una cultura propia y con ella su propia cocina que hibrida la china con la malaya e indonesia. Habitualmente la cocina nyonya es muy picante y cada receta incluye una variedad enorme de hierbas, especias, chiles con una elaboración muy compleja y largas cocciones.

Un plato típico imprescindible es el Asam Laksa y una bebida, el nutmeg (zumo de nuez moscada).

En el año 2012 la ciudad se hizo aún más hermosa gracias al trabajo del artista lituano Ernest Zacharevic. Pintó varias obras en diferentes puntos del casco antiguo para el Festival de la Cultura de ese año y con ellas logró reconocimiento mundial. Otros artistas se han sumado después a crear arte en las paredes de esta fascinante ciudad.

Primera parada en Malasia, la isla de Langkawi

Desde Tailandia seguimos hacia el sur y en poco más de una hora en ferry pisamos Malasia. Nuestra primera parada en este multi-cultural país es en «Langkawi, la joya de Kedah». Así se conoce a Langkawi que en realidad es un archipiélago formado por 104 islas pertenecientes a la provincia malaya de Kedah, que reposan al igual que Tailandia en el mar de Andamán.

mapa de koh lipe a langkawi

Tan cerca de Tailandia pero tan diferente en algunos aspectos. Nada más llegar resulta evidente que es un país más fuerte económicamente; tanto infraestructuras como tecnología están más desarrolladas que en el país vecino. La religión oficial es el islam, aunque el 20% son budistas. Lo que no cambian son las playas y bosques tropicales, increíbles paisajes naturales y el carácter alegre y acogedor de su gente.

La isla principal de Langkawi, del mismo nombre, es un destino turístico popular entre los malayos. Mide aproximadamente 25km de norte a sur y algo más de este a oeste. Declarada duty-free desde los años 80 sobre todo es su belleza natural, virgen y ecológica lo que atrae a millones de turistas cada año. En el año 2007 Langkawi fue declarada por la UNESCO Geoparque Global y los diferentes parques naturales que lo conforman pueden ser visitados. En sus playas grandes y de fácil acceso, se pueden realizar deportes acuáticos y diferentes actividades. En nuestro caso, ya saciados de sol y playa, hemos disfrutado otros aspectos de la isla.

Totalmente recomendable es la visita al Langkawi Cable CarSky Bridge. Al noroeste de la isla, cerca de la playa Pantai Kok, se encuentra este complejo, muy turístico sí, pero que indudablemente merece la pena. Nosotros pasamos un día genial.

En la base del monte Mat Cincang, el segundo pico más alto de la isla, se encuentra la entrada al funicular. El artificial Pueblo Oriental sirve como punto de partida al turista, con sus tiendas, restaurantes, jardín oriental, actividades infantiles y otras actividades para los no tan pequeños, luego comentaremos alguna.

Oriental Village, Langkawi
Oriental Village, Langkawi

Mientras se hace la cola del Cable Car se pasa por el SkyDome, un pequeño teatro abovedado con una pantalla panorámica de 360º donde proyectan un video corto de entretenimiento. Nos hicieron bastante gracias las advertencias en la puerta.

SkyDom, Langkawi
SkyDom, Langkawi

Una vez subido en el funicular, ya no hay marcha atrás. Comienza una ascensión vertiginosa en cabinas de máximo seis personas. En 600 metros se para en una primera estación desde donde las vistas ya sorprenden gratamente. Al coger el segundo funicular, se llega al punto más alto, a la cima y aquí ya las vistas dejan sin palabras. Los miradores ofrecen un panorama inolvidable hacia los bosques, las colinas, las playas, las islas y el horizonte marino.

Todavía impresionados por el espectáculo natural, desde aquí, se accede al Skybridge, un puente de acero peatonal que conecta dos cimas sobre la montaña. Son 125 metros de camino curvado suspendido en el aire por 8 cables que conectan a una única torre, estrecho, con algunas zonas del suelo de cristal. La experiencia resulta emocionante.

De vuelta al Pueblo Oriental nos lo pasamos como niños haciendo el payaso en el Langkawi Art in Paradise 3D Museum, el segundo museo de arte 3D más grande del mundo, repleto de posibilidades para hacerse fotos con efecto.

No tan recomendable según nuestra opinión, a pesar de que todas las guías lo aconsejan, es el «Hopping tour». Es un tour que todas las agencias de Langkawi lo llaman igual con el que se visitan en excursión de medio día, el Lago de la Soltera Embarazada (Prgnant Maiden Lake, tiene su historia), la isla de Beras Basah y la isla de Singa Besar. No dudamos que sean sitios bonitos pero nos parecieron masificados y nos sentimos algo incómodos con el espectáculo que montan dando de comer a los monos y las águilas.

Por el momento Malasia, que hasta ahora era prácticamente una desconocida para nosotros, nos está cautivando. Seguiremos hacia el sur.

Koh Lipe y los urak lawoi, la isla y sus pobladores

En pocos días nos despediremos de Tailandia por el momento y queremos hacerlo de la mejor de las maneras: pasando unos días más de mar, playa y relax en una isla paradisíaca. Nuestro último destino ha sido una pequeña joya en el mar de Andamán, la magnífica Koh Lipe. Aquí no solo hemos encontrado mar y playas, si no que hemos descubierto un lugar impresionante poblado por una gente única, los urak lawoi.

Aparte de por su belleza hemos elegido esta isla también por su ubicación. Muy cerca de la frontera con Malasia, pasaremos por aquí, en barco, al país vecino. Para llegar a ella, el único punto de partida de ferries y speedboats es Pak Bara.

Koh Lipe, cuyo significado es en la lengua indígena «Isla Plana», es tan pequeña que puede recorrerse a pie en poco más de una hora. Se encuentra al sur de las inhabitadas islas de Ko Adang y Ko Rawi, muy  cerca también de la mayor isla que da nombre al parque nacional marino del que forman parte, Tarutao; más cerca de tierras malayas que de la costa tailandesa.

Son tres las playas que bordean las colinas selváticas del interior de la isla: Hat Pattaya, la playa «Sunrise» y la playa «Sunset». Estas playas de arena blanca son la puerta a unas aguas transparentes con arrecife de coral protegido y una rica vida marina. Es más, en esta zona se concentran el 25% de las especies de peces tropicales del mundo.

La de Hat Pattaya es el punto de entrada y salida de la mayoría de longtail boats y en sus aguas descansa una especie de «embarcadero portátil» que recibe todos los ferries y speedboats. A pesar de ello, sus aguas limpias y transparentes permiten contemplar mientras paseas por la orilla multitud de peces, cangrejos y erizos que conforman la vida subacuática. Es una playa larga, de arena fina y blanca, con varios restaurantes que ofrecen pescado fresquísimo a la barbacoa. Tiene alojamientos y también vida nocturna pero del mismo modo que pasa en toda la isla, conserva una atmósfera de tranquilidad impresionante.

La playa «Sunrise» tiene unas aguas algo más animadas a consecuencia del viento y ofrece unas vistas espectaculares a las islas e islotes vecinas. Es larga e ideal para pasear, tranquila pero a la vez llena de vida, en su orilla se localizan algunos alojamientos y varias escuelas de submarinismo.

Por último la «Sunset» es más pequeña y como su nombre indica lugar estratégico para deleitarse con la puesta de sol.

Algo que recomendamos si se visita Koh Lipe es hacer una excursión de día alrededor de la isla visitando las islas vecinas y los mejores puntos de snorkel. Así como en otras zonas de Tailandia siempre está el riesgo de que en este tipo de «tours organizados» te amontonen con decenas de turistas en un barquito minúsculo y te vayan dejando en grupo en las playas más bonitas, en Koh Lipe esto no sucede. Recomendamos el Highlight trip con Dayatravel. Un simpático capitán nos llevó en su longtail boat a los lugares más especiales del Parque Nacional Marino de Tarutao: Hin Sorn, las islas de Koh Dong, Koh Puang, Koh Lor-Kloy, Hin-Ngam y difrentes puntos de snorkel donde pudimos nadas entre peces de colores, calamares, erizos, estrellas de mar, sobre corales blandos de todos los colores. Eso sí, las corrientes en algunas zonas eran importantes y acabamos el día agotados de nadar a contracorriente. El día lo terminamos en la vecina isla de Koh Adang, viendo la puesta de sol desde la playa. Antes de llegar a Koh Lipe hicimos una parada en el mar para, bajo la luna y las estrellas, lanzarnos al agua a nadar en la bioluminiscencia del plancton.

Nos ha resultado muy interesante conocer el origen y la situación actual de la población de la isla. En 1909 el rey tailandés Rama V regaló esta colonia  deshabitada a un grupo de gitanos marinos malayos: los urak lawoi chao le, que  quiere decir «gente del mar». La historia de este pueblo se remonta a hace más de 200 años. Descendientes de habitantes de la isla de Langkawi, cuando los malayos la conquistaron fueron obligados a convertirse al islam. Se negaron y fueron forzados así a pasar a ser un pueblo nómada del mar. Seguramente como resultado de generaciones de estilo de vida marino, se dice que muchos chao le pueden aguantar la respiración durante largos periodos de tiempo y  que tienen una habilidad inusual para ver bajo el agua. La vida junto al mar también les ha ayudado de otras maneras: se cuenta que, en el tsunami del 2004, no murió ningún chao le ya que sus leyendas les alertaron de la bajada brusca de la marea para escapar a tiempo a zonas de altura. Estos seminómadas de creencia animista, vendieron la mayor parte de la isla a especuladores chinos y tailandeses en los años 70. Esta decisión trajo consecuencias desastrosas y hoy en día a penas quedan unos 500 agrupados en unas chabolas metálicas cerca de la playa «Sunrise».

Es una pena que en muchos lugares únicos como este el turismo se convierta en sinónimo de sobreexplotación de los recursos naturales y se ponga en riesgo el futuro de la comunidad local. El año pasado fue publicado en la prensa un artículo muy interesante sobre este tema: Colonizados por el turismo. Para saber más sobre los urak lawoiwww.projecturaklawoi.org.

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Cuando se pisa Koh Lipe es inevitable por sus playas, su naturaleza y sus aguas, acordarse de Ko Phi Phi; las dos islas son especiales y resultan similares en muchos aspectos. Lo único que no queremos es que Koh Lipe siga los pasos de la fiestera Ko Phi Phi que ya se encuentra saturada de hoteles, comercios y ruido.

Por ahora nos despedimos de Tailandia, de la gente a la que se le escapan las sonrisas de la boca. Nos vamos bastante más morenos y con un montón de experiencias y momentos inolvidables en la mochila.

Sunset en Koh Adang

Ka pun ka Tailandia y hasta pronto! ขอบคุณ!