Nuestro paso por Borneo, por diferentes motivos, ha sido fugaz. Lo que hemos visitado en los pocos días que hemos tenido, apenas una semana, queda marcado como una de las mejores experiencias del viaje seguro. Borneo es un paraíso para adentrarse en la naturaleza y gozar de su vida salvaje.
Antes de nada, situemos Borneo en el mapa. Yo al menos antes de visitarla no tenía muy claro si es un país, una isla… Pues sí que es una isla, de hecho, la tercera más grande del mundo después de Groenlandia y Nueva Guinea. Lo que pasa es que en su interior acoge tres países diferentes: Malasia, Brunéi e Indonesia. A su vez se puede dividir en cuatro regiones: el sultanato independiente de Brunéi, Kalimantan (la parte que pertenece a Indonesia) y Sabah y Sarawak que son las regiones pertenecientes a Malasia.
Nosotros hemos visitado Sabah, que es el Borneo Septentrional. Volamos desde Singapur a su capital, Kota Kinabalu. Nos esperábamos una ciudad grande e interesante pero la verdad es que no fue así. Es simplemente un punto de salida y llegada de viajeros. Tiene sus mercados de comida callejeros y poco más. El atractivo principal de la zona es visitar el Parque Nacional y sobre todo ascender a la cima del monte Kinabalu, a 4.095 metros de altura.
Más accesible para todos los públicos y repleta de atractivos es la zona de Sandakan. La ciudad en sí no tiene nada pero nos alojamos en unas cabañas (Paganakan Dii Tropical Retreat) en plena naturaleza a orillas del río Kinabatangan. Durante tres días disfrutamos del entorno al amanecer, por la tarde y la noche.
Justo con la salida del sol, cuando todavía los animales se están desperezando, recorríamos en barca las orillas del río para ver despertar a los endémicos monos narigudos, macacos, una increíble diversidad de aves, serpientes y cocodrilos. Por la tarde repetíamos la travesía a lo largo del río con la esperanza de ver algún gorila o elefante.
También hicimos trekkings por la selva de día y de noche. Caminando en el espeso bosque vimos enormes mariposas, pájaros durmiendo, serpientes, arañas gigantescas, reptiles… y por suerte ninguna sanguijuela.
No podíamos irnos de Borneo sin conocer a los fascinantes orangutanes. A 25km de Sandakan se encuentra el Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok. Desde hace más de 50 años recoge orangutanes huérfanos o heridos para curarlos y entrenarlos para cuanto antes volver a la vida salvaje. Son alimentados dos veces al día y es entonces cuando los humanos podemos ver cómo algunos de ellos se acercan destrepando los gigantescos árboles. Observarlos tan de cerca será un recuerdo inolvidable para nosotros.