Y ahora que tenemos bastante reciente por los medios Escocia y su independencia, me gustaría hablar del descubrimiento de Edimburgo este septiembre pasado. La verdad es que es una ciudad de la que siempre había oído hablar bien pero nunca me había lanzado a visitarla.
Aprovechando la celebración de una boda japo-escocesa (este evento se merece un post completo) volamos a Edimburgo de escapada de fin de semana. 2 o 3 días son suficientes para pasearla y llevarse una primera impresión. La mía es muy positiva.
Pequeña ciudad de poco tráfico, parece que nada desentona en sus calles de piedra. Turística, universitaria, rebosa vida por todas sus esquinas pero a la vez, gracias al carácter amable y acogedor de los escoceses, me sentí relajada y totalmente integrada durante la corta visita. Creo que es imprescindible para conocer un poco la cultura y espíritu de los escoceses, no tardar en picar algo y tomarse unas pintas en un pub. Entre el bullicio y el ir y venir continuo de jarras de cerveza, siempre se encuentra una mesa de madera donde descansar, desgustar la deliciosa bebida, observar cómo se divierten los sonrientes y espontáneos escoceses y si hay suerte brindar o conversar con alguno de ellos.
Como inciso, tengo que decir que para opinar sobre política de cualquier país creo que no hay nada más veraz y fidedigno que hablar con sus gentes, a poder ser con personas que tengan diferentes puntos de vista sobre la situación o el conflicto en cuestión.
Entonces, entre pub y pub, paseamos sin prisa por las calles, mirando los bonitos edificios, iglesias, tiendas de ropa,música y gadgets; y por los cuidados parques. Además, la ciudad ofrece la posibilidad de visitar varios museos (no entramos a ninguno), el imponente castillo de Edimburgo, el polémico a nivel arquitectónico Parlamento y si lo que se busca es un poco de diversión, la exposición de «cámara oscura y un mundo de ilusiones» o visitas guiadas y casas del terror.
Merece la pena un paseo por la cercana Calton Hill, ya que está muy cerca del centro de la ciudad y ofrece desde lo alto unas vistas inolvidables de la ciudad y alrededores.
Con esto, me llevo muy buena primera impresión de Escocia, quedan pendientes las High Lands.