Apenas ha comenzado el otoño y ya tenemos morriña de verano, ¿vosotros no? Un destino perfecto de verano, tanto por sus playas, sus paisajes, su gastronomía como por su vida nocturna, son las islas griegas. Sin embargo, hoy no hablaremos de sus atractivos turísticos que son bien conocidos, si no de algo más antiguo y fabuloso, hablaremos sobre la mitología de las islas griegas.
Antes de nada, pensamos en islas griegas y nos vienen a la cabeza Míkonos, Santorini o puede ser Creta… pero, ¿sabíais que están catalogadas alrededor de 6000 islas pertenecientes a Grecia de las cuales un centenar están habitadas de forma permanente?
Geográficamente se agrupan en Islas Jónicas al noroeste de la Grecia continental (entre ellas Corfú e Ítaca), Islas Sarónicas muy cerca del continente en el golfo del mismo nombre (entre ellas Salamina), Islas Espóradas «esparcidas» en el mar Egeo, Islas del Egeo Septentrional (entre ellas Lesbos, Quíos y Samos), Islas Cícladas en el centro del Mar Egeo, Islas del Dodecaneso también en el Mar Egeo pero en la costa sudoccidental de Turquía (entre ellas Rodas) y Creta la de mayor tamaño con sus islas menores periféricas, las más meridionales.
Cada isla tiene su historia y su mitología. Nosotros nos centraremos en hablar sobre las que hemos visitado, que son las Cícladas, entre ellas Santorini, Míkonos y Naxos.
Cuenta la leyenda que Míkonos fue el escenario de la batalla entre Hércules y los gigantes, Hércules venció y los gigantes fueron petrificados convirtiéndose en lo que ahora es la isla. Según otra versión fue Poseidón el que mató a los gigantes. Además, se dice que la isla fue nombrada así por el héroe “Mykono”. Según la mitología griega, era hijo de Apolo y significa “isla de la luz” en honor a su luminoso progenitor.
Muy cerca de Míkonos, a menos de media hora de navegación, se encuentra la sagrada isla de Delos. Este pequeño islote de 3.5 km² fue durante siglos lugar de peregrinación, ya que se cuenta que fue allí donde Letos dio a luz a los mismísimos gemelos Artemis, diosa de la Luna y Apolo, dios del Sol. Se construyó un santuario dedicado a Apolo con numerosos templos y edificaciones. En la actualidad, Delos es uno de los yacimientos arqueológicos más destacados de Grecia. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1990. La isla no está habitada y no se permite dormir en ella, por lo que la visita hay que realizarla en el mismo día.
De visita obligada es la espectacular Santorini, moldeada caprichosamente al antojo de fuertes explosiones volcánicas, el resultado es una isla de increíble belleza. Dicen que fue creada cuando Eufemo, uno de los argonautas, tiró por la borda un pedazo de tierra que le había dado Tritón. Según la mitología, Cadmos, hijo de un rey fenicio, mientras viajaba a la búsqueda de su hermana Europa raptada por Zeus, se estableció y fundó una colonia fenicia en la isla. Sus descendientes vivieron durante ocho generaciones en la entonces llamada Kallisté («la más hermosa»). El héroe Theras, descendiente de Cadmos, rebautizó más tarde la isla con su nombre. A raíz de un oráculo, los habitantes de Santorini salieron y fundaron más tarde la ciudad de Cyrene en la actual Libia.
Pasamos a Naxos, la más grande de las Cícladas. Según la mitología griega, Zeus, padre de los dioses y los hombres, se crió en Naxos, en el monte Zas, escondido de la ferocidad de su padre, Kronos. Se dice también que Naxos es el lugar donde Teseo hizo escala de vuelta a Atenas después de matar al Minotauro. Allí abandonó a la princesa Ariadna, hija del rey Minos, hermana del Minotauro, que enamorada de Teseo lo había ayudado a matarlo. El motivo de este abandono es controvertido: algunas versiones señalan que Teseo la abandonó por su propia voluntad, otros dicen que fue por orden de los dioses para que esta pudiera casarse con Dioniso. Se cuenta también que Dioniso, dios del vino e hijo de Zeus, nació y creció en Naxos con las ninfas. Amó tanto esta isla que repartió fertilidad por toda su tierra, llenándola de viñedos y otras plantaciones.