Desde Hoi An en un par de horas en autobús llegamos a la ciudad de Hue. Situada en el centro de Vietnam fue la capital del país hasta el año 1945 que comenzaron las guerras, primero contra los franceses y posteriormente contra los americanos.
Entre los años 1802 y 1945 Vietnam fue gobernada por la dinastía Nguyen. Los sucesivos emperadores de esta famila tomaron Hue como capital, aquí establecieron sus cortes, vivieron y fueron enterrados, todo a lo grande. Es por esto que Hue hoy en día ofrece un complejo de monumentos impresionante, Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO.
Los diferentes reyes vivían en la Ciudad Imperial, al norte del río Perfume. Emplazada en un espacio enorme que se conoce como la Citadel, protegida por un foso y sendas murallas, La Ciudad Imperial, muchas veces comparada con la de Beijing, fue una visita que nos asombró y nos gustó mucho.
La mayoría de los alojamientos en Hue se encuentran al sur del río, por lo que nos decantamos por desplazarnos a través del puente en triciclo.
Una vez en la Citadel, pasamos horas recorriendo los templos, palacios, pavellones y jardines del interior. Muchísimos edificios han sido dañados a consecuencia de inclemencias meteorológicas y sobre todo tras la famosa batalla de Hue durante la Guerra de Vietnam. Stanley Kubrick centró la segunda mitad de La Chaqueta Metálica en torno a las ruinas de la ciudad de Hue (rodado en Inglaterra). De los 160 edificios principales apenas quedan 10. A pesar de ello, gracias a los trabajos de restauración y la grandeza del espacio en sí, es una visita que sin duda merece la pena.
Dentro de la Citadel se encuentra la Ciudad Púrpura Prohibida, a la que sólo podían entrar el emperador, sus concubinas y muy pocos elegidos. Traspasar sus puertas era penado con la muerte.
Cuando los emperadores morían eran enterrados en unos complejos que ellos mismos diseñaban. Sus tumbas eran emplazadas entre jardines, monumentos y palacios. Nosotros visitamos las tumbas de Tu Duc, Minh Mang y Khai Dinh y la verdad es que nos gustaron mucho, seguramente porque se encuentran a las afueras de la ciudad integradas en plena naturaleza. Siempre asociaremos Hue con los magnolios en flor que perfuman sus ruinas.
A las afueras también se localiza la pagoda de Thien Mu. Símbolo oficial de la ciudad, con sus siete plantas es el edificio religioso más alto de Vietnam. Hay un jardín de bonsais que nos gustó mucho y también está el coche Austin que traslado al monje budista Thich Quang Duc a Saigon antes de su autoinmolación en protesta contra el régimen sudvietnamita de entonces.
Pero Hue hoy en día es mucho más que una antigua capital imperial. Con un tráfico relativamente fluido, sobre todo si se compara con otras grandes urbes vietnamitas, es una ciudad agradable para pasear, sobre todo a lo largo de la ribera del río Perfume.
Otro aspecto remarcable es el de la cocina. Como cada lugar en Vietnam, Hue ofrece unas especialidades locales deliciosas. Son famosos los platos de la cocina real, pequeños platos delicados y sabrosos que se preparaban para contentar a la realeza. Hoy en día son baratísimos y los preparan en casi todos los restaurantes.
De aquí emprendimos viaje en tren rumbo al norte…