Durante nuestro viaje a las islas Lofoten en Noruega tuvimos la oportunidad de descubrir el pueblo sami. Todos conocemos a los pobladores indígenas del ártico americano, los esquimales (entre ellos los inuit y los yupik). Sin embargo, en ocasiones no disponemos de tanta información sobre los habitantes originales del ártico europeo, los sami o despectivamente llamados lapones. Se estima que en Noruega viven 50.000 y que son en total 82.000 personas.
Mucho antes de que los vikingos zarparan de Escandinavia, hace más de 5.000 años, los sami vivían en las zonas árticas de las actuales Noruega, Suecia, Finlandia y parte de Rusia. Poblaban la zona tradicionalmente conocida como Sápmi o Laponia y se dedicaban a la pesca, la caza y el pastoreo de renos y ovejas.
Tanto las islas Lofoten como las Vesteralen, en el condado de Nordland en Noruega, pertenecen a la tierra originaria de los sami. Durante nuestro paso por las Vesteralen, en la isla de Hinnøya, muy cerca de la ciudad de Sortland, hicimos una parada en la granja de la familia Inga.
Laila Inga nos recibió en una cabaña tradicional circular denominada lavvu. Nos sentamos sobre pieles de reno y, alrededor del fuego, nos habló sobre la historia de su pueblo. Conversamos sobre sus antepasados, su cultura y sus tradiciones. Degustamos un guiso típico de reno y pudimos preguntarle sobre los sami y sus costumbres.
Durante muchos años ha sido un pueblo oprimido y su cultura ha estado en peligro de desaparecer. Hoy en día, es uno de los pueblos aborígenes del mundo que permanece más fuerte. Su lengua, artesanía, trajes tradicionales, música… son propias y diferentes de las del resto de Escandinavia. En muchas regiones nórdicas, el pastoreo de renos está legalmente reservado únicamente para los sami.
En Noruega se estima que 20.000 samis hablan una de sus tres lenguas ugrofinesas. Hay zonas en las que se utiliza a diario y es reconocida oficialmente. Sin embargo, en otras zonas la lengua está perdiendo terreno con respecto al noruego.
El idioma sami es extraordinariamente expresivo. Existen más de cien palabras para referirse a la nieve y más de cincuenta para los renos. Es característico el canto «yoik«. Son canciones tradicionales, dulces y profundas, en las que se expresan sentimientos a través de sonidos e improvisaciones silábicas. Están dedicadas a un animal, una persona o un paisaje. Constituyen una expresión de resistencia artística y a su vez una importante fuente de información actual, ya que a partir de las letras se puede comprender la problemática de su pueblo: narran cómo se perdió la independencia administrativa y religiosa o la transición de una sociedad de cazadores a una sociedad moderna.
Para los sami el contacto con la naturaleza es básico y, a pesar de todos los intentos de cristianización que han sufrido, profesan una religión panteísta con toques cristianos y siguen venerando los dioses de la naturaleza.
Su bandera también está muy relacionada con la naturaleza. En la parte derecha está el sol, y en la izquierda, la luna. El color amarillo simboliza el sol, el azul el cielo, el verde los árboles y el rojo el fuego.
Son estos cuatro colores vivos los que lucen en su vestimenta. Los trajes se llaman kolt y llevan complementos elaborados con piel de reno.
Los sami han vivido en Sápmi desde tiempos inmemoriales. En los siglos XV y XVI comenzaron los movimientos de colonización por parte de los granjeros del sur. Más tarde, el gobierno noruego respaldó estos movimientos como parte del proceso de «norueguización». Al mismo tiempo, entre los sami ocurrió una transición gradual de la caza de renos salvajes a la práctica del pastoreo, con lo que se convirtieron en un pueblo nómada.
Durante los siglos XIX y XX se destruyeron lugares y objetos sagrados, se prohibieron sus lenguas y tomaron el control sobre su tierra, eliminando así su estilo de vida. En el año 1913 se impuso el sistema de escuelas nómadas, escuelas para los hijos de familias ganaderas de renos. Se les enseñaba lo necesario para la vida nómada y la ganadería pero no respondían a un intento de preservar su cultura, más aún, pretendían mantenerlos fuera del estado de bienestar que se estaba construyendo. Las clases se impartían en noruego y los niños sami tenían prohibido asistir a las escuelas públicas estatales. En los años 20 y 30 del siglo pasado los sami eran estudiados anatómicamente mediante fotografías y mediciones, contra su voluntad y con ayuda de la policía, para recoger datos que pudieran justificar las teorías raciales de la época. En Suecia el «Statens Institut for Rasbiologi» (instituto estatal de biología racial) llevó a cabo proyectos de esterilización masiva de mujeres sami hasta el año 1975. Sus tumbas eran profanadas en busca de material de estudio y en la época colonial, llegaron a exhibirlos en zoos humanos alrededor de todo mundo.
Este es el trailer de la película Sami Blood (2016) sobre la comunidad sami. Ganadora de numerosos premios, entre ellos el Lux Prize 2017:
Durante el siglo XX se inició el periodo de reconciliación, pero la mayoría de población sami considera que todavía tienen que recuperar muchos derechos. Como la mayoría de pueblos indígenas, nunca han tenido un estado soberano propio y hoy en día viven en zonas repartidas entre cuatro países diferentes. Existen organizaciones sami políticas, culturales y juveniles en los cuatro países y en cada uno de los tres escandinavos un Parlamento Sami.
Corto de animación que muestra la historia de los sami en Finlandia.
En Noruega, los sami han sido reconocidos como «pueblo indígena» y por consiguiente, de acuerdo a las leyes internacionales, tienen derecho a especial protección y privilegios. La «ley de cría de renos» de 1971 dota a los sami de cierta libertad económica. El pastoreo de renos constituye el requisito material principal para el derecho al asentamiento. Hoy en día sin embargo, la mayoría de sami se mueven y buscan otras profesiones ya que la tierra se empobrece explotada por minas, la deforestación y la construcción de hidroelécticas. Además, los no vinculados tradicionalmente al pastoreo, los pescadores, cazadores u otros, quedan fuera de la ley. Afortunadamente, la mayoría de sami tienen algún familiar vinculado de alguna manera al pastoreo. Los renos siguen siendo fundamentales para su cultura y sociedad. Pudimos aprender sobre ellos gracias a Laila y comprobamos lo tranquilos y apacibles que son dándoles de comer.