Roma es la ciudad que nunca me cansaré de visitar. Sencillamente porque lo que se siente en Roma no se siente en ningún otro lugar, periódicamente tengo la necesidad de volver.
Cada calle, cada esquina, cada visita, ofrece alguna nueva sorpresa. Son incontables los monumentos y museos que pueden visitarse. Ya sólo con documentarse históricamente para entender todo lo que sucedió en la gran ciudad imperial se necesitan años de estudio.
De todos modos, es una ciudad ideal también para visitantes menos eruditos pues ofrece mucho más todavía. Empezando por la cocina italiana, personalmente una de mis favoritas, pasando por la cultura del aperitivo, la moda, el fútbol, y terminando pero no por esto menos valorado, conocer el abierto y desenfadado carácter italiano.
Si tuviera que quedarme con un monumento, el Pantheon; una plaza, Piazza di Fiore; una zona, la del Coliseo; un museo, Museos Vaticanos (por la Capilla Sixtina); un plato, spaghetti frutti di mare; un postre, los mejores helados del planeta.
En definitiva, Italia y Roma entran entre mis tops del mundo entero.